Oihana Iglesias
Carrillo1

Recibido: 20/7/2022 – Aceptado: 21/10/2022 – Publicado: Abril/2023

Investigadora doctoranda en el Programa de Filosofía, Ciencia y Valores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Su proyecto de tesis se orienta a la problematización de las «tecnologías sexoafectivas» y sus líneas de co-construcción anticipatorias. Sus publicaciones se dedican a la configuración amor-futuro-tecnología y pretenden abrir los amores, abrir los futuros, abrir Tinder. Forma parte del equipo del Laboratorio de Estudios del Futuro (Universidad de Alcalá) y del grupo de trabajo del Proyecto I+D titulado «Género y cultura tecnológica desde el arte y la representación (GECULTEC)» en plan estatal de investigación científica.

Resumen
La ciencia ficción nos ha propuesto múltiples visiones que configuran el amor y la tecnología, y con ellas múltiples oportunidades para la reflexión. En el presente artículo, se toma como objeto a interpretar el cuarto episodio de la cuarta temporada del producto de ciencia ficción Black Mirror, titulado Hang The Dj, y se propone un análisis hermenéutico anticipatorio que señale las expectativas colectivas explícitas e identifique las voces silenciadas allí contenidas, y así, que contribuya a comprender el presente emergente. El episodio elegido muestra un posible futuro cuantificado de las relaciones sexoafectivas, a través del cual podemos caracterizar cuáles son los miedos y las esperanzas del imaginario social con respecto al desarrollo tecnológico de los dispositivos vigentes y, así, desvelar las (dis)tracciones y (o)presiones del orden sociotécnico del amor contemporáneo. El artículo muestra la desigualdad epistemológica –emergente– y la desigualdad de género –todavía vigente y susceptible de declinarse– en el amor de la nueva cultura. Se trata de un resultado en favor de la comunicación del arte, la ciencia, la sociedad y la perspectiva feminista para con la responsabilidad tecnoafectiva.
Palabras clave: Amor, Black Mirror, Hang The Dj, hermenéutica anticipatoria, tecnologías sexoafectivas

[en] Digital OCD:On the Order, Disorder and Self-regulation of Users

Abstract
Science fiction has proposed multiple visions that shape love within technology and, with them, many opportunities for the reflection of this phenomenon. In this article, the fourth episode of the fourth season of the product Black Mirror, entitled Hang The Dj, is taken as a case study. Further on the path, an anticipatory hermeneutic analysis is suggested to identify the collective expectations and the silenced voices contained in these kinds of products and, therefore, to understand the emerging present. The chosen episode shows a possible quantified future of sexual-affective relationships, through which we can characterize the fears and hopes regarding the technological development of current devices. In doing so, we can reveal and reconsider the (dis)tractions and (op)press forces of love in our time: the –emerging– epistemological and –still in force– gender inequalities of the sociotechnical order of love. This results in favor of the communication of art, science, society, and feminist perspective toward techno-affective responsibility.
Keywords: Love, Black Mirror, Hang The Dj, anticipatory hermeneutics, sexual-affective technologies

1. Universidad del País Vasco, España
oiglesias009@ikasle.ehu.eus
ORCID: 0000-0003-2812-4569

Iglesias Carrillo, O. (2023). Temores y esperanzas del amor en Hang The Dj: una hermenéutica anticipatoria de las tecnologías sexoafectivas. ¬Accesos. Revista de investigación artística (6), 118-127

La ciencia ficción nos ha propuesto múltiples futuros posibles que configuran el amor y la tecnología: usuarios que se enamoran de su asistente software, juegos virtuales donde poder experimentar placer sexual, biotecnología que permite encontrar a tu pareja genéticamente compatible; y un largo etcétera de resultados de la facultad imaginativa de los artistas. Y con ellos múltiples oportu nidades para la reflexión. Sin vaciar del todo la scientia de  fictio, dichas configuraciones visionarias también están presentes entre los resultados de la filosofía del amor y el desarrollo de las tecnologías sexoafectivas1, que transformarán la forma en la que conocemos y experimentamos el amor y su gama de posibilidades (Nyholm et al., 2022). De hecho, las aplicaciones de citas ya están alterando la forma en la que las personas se encuentran y entablan relaciones íntimas (Illouz, 2020). Dada la velocidad de las transformaciones innovadoras en la nueva cultura, caracterizar las emergentes tecnologías, identificar su rol activo en la sociedad y construir sus futuros deseables es una tarea anticipatoria acuciante; también en lo que respecta al amor.

Para tal propósito, en este artículo tomaremos el producto audiovisual de ciencia ficción Black Mirror como un agente artístico y, a través del análisis hermenéutico anticipatorio del cuarto episodio de la cuarta temporada Hang The Dj, se desvelan las esperanzas y temores en las (dis)tracciones y (o)presiones del orden social y técnico del amor contemporáneo.

La ciencia ficción de Black Mirror y el alcance de su agencia

La insistencia de referencias audiovisuales en los resultados del futuro tecnológico del amor -tales como Her (2013) o Ex Machina (2014)- tienen un motivo más allá de la mera licencia poética. El arte, también popular, que genera fascinación y resistencia en el debate público, tiene su propia agencia en la agenda científica y en las mismas transformaciones antropológicas y digitales contemporáneas. Los productos artísticos de la ciencia ficción, siendo representaciones de un (im)probable escenario futuro, son narraciones que también encierran un conocimiento útil: percepciones, problemas e intereses, específicos y colectivos, en torno al orden sociotécnico2 emergente. Con más seguridad aún, atendiendo a uno de los resultados recientes de Artsformation3 que caracteriza la intervención de las obras de arte como terapia transformativa, laboratorio de imaginación colectiva, estimulante de crítica social y capacidad afectiva (Alacovska et al., 2020).

Figura 1. Jones, A. y Brooker C. (Productores Ejecutivos) (2011-2019).
Black Mirror [Portada de serie de televisión]. House of Tomorrow. Black Mirror (Serie de TV 2011– ) – IMDb

Black Mirror (Charlie Brooker, 2011), en streaming des de 2015, es una serie británica de ciencia ficción, de género distópico y especulativo, que consta de cinco temporadas que ilustran posibles efectos directos y colaterales de «la adicción tecnológica global» (Tutivén Román et al., 2017, p. 82). Un lector crítico, fuertemente influenciado por la Escuela de Frankfurt, puede considerar insuficiente el argumento que concede a la industria de los medios televisivos y de comunicación audiovisuales la condición de arte. Dicho argumento, que se sostiene en la causa que alude a la terapia transformativa, alega que los productos culturales populares tienen una utilidad social en tanto que satisfacen necesidades específicas como escapar del estrés cotidiano, relajación y entretenimiento (Alacovska et al., 2020, p. 9). Incluso más, hay quién ha introducido el caso Black Mirror en las investigaciones en torno a la filosofía que promueven las películas o los productos audiovisuales: no sólo aquellas estricta o explícitamente configuradas en diálogos o conceptos filosóficos, sino también aquellas que encarnan experimentos mentales configurando escenarios imaginarios que instan al público a preguntar(se) (Marquez, 2019); y, Black Mirror, «pese a ser un producto orientado al entretenimiento y, por tanto, a reforzar el status quo de los imaginarios sociales vigentes en nuestra sociedad mediática de consumo, favorece la toma de conciencia crítica al respecto» (Cigüela Sola & Martínez Lucena, 2014, p. 93). Es ese preguntarse lo que hace de Black Mirror una fuente virtuosa de filosofía popular (Urueña, 2019) y no tan popular. No es casualidad que la mayoría de artículos dedicados al análisis de Black Mirror recuperen la pregunta por la técnica de Heidegger o problematicen con Foucault o Derrida conceptos complejos  como la democracia o el castigo (Tutivén Román et al., 2017; Cigüela Sola & Martínez Lucena, 2014). Tampoco es  casualidad que el logo de este producto [Fig. 1] sea precisamente la imagen de un espejo negro que, cual pantalla  y tras una sobrecarga de pitidos característicamente tecnológicos, se rompe: Black Mirror es un espejo roto que nos devuelve la mirada.

Un futuro que nos interpela y sonríe de forma siniestra. Su agencia artística «nos hace pendular siempre entre el placer y la incomodidad que (la tecnología) provoca» (Tutivén Román et al., 2017, p. 82): contiene una fuerte carga de temores y esperanzas. Las esperanzas y las promesas, que aluden a beneficios, o los temores y las advertencias, que aluden a riesgos, son expectativas colectivas que declaran las condiciones particulares técnicas, económicas, culturales, imaginadas en el futuro y, por tanto, que actúan como puntos de referencia compartidos en el presente (Konrad et al., 2017). Cómo miramos al futuro determina   nuestra orientación del y para con el presente.

Si bien es cierto que Black Mirror podría funcionar como terapia transformativa, laboratorio de imaginación y crítica social, en realidad, su capacidad afectiva es cuestionable. De hecho, cuesta reconocerle a la serie audiovisual la audacia ética y la intervención política efectiva en  los circuitos de transindividualización física, jurídica y técnica (Alacovska et al., 2020) que, por ejemplo, el grupo VNS Matrix y su manifiesto (1991) procura [Fig. 2].

La ciencia ficción y fantasía feminista de los años 70, a través de la cual el movimiento artístico y filosófico del ciberfeminismo se ha desarrollado, desde Donna Haraway, en los 80 y los 90, y hasta el actual xenofeminismo de Laboria Cuboniks (Zafra & Lopez-Pellisa, 2019), es un ejemplo del arte como recurso para la atención, el cuidado propio y ajeno, y la responsabilidad socioemocional y técnica: una denuncia al sistema sexo-género tecnopatriarcal y capitalista con el pretexto de transformar el imaginario relacional. Narrativas desafiantes sobre la dominación y control cibernético, pero también sobre la mirada masculina del mundo tecnológico, la división de sexo y de género, la pornografía y/o los estereotipos corporales femeninos que se construyen en las pantallas. Discursos incómodos que, en realidad, profesan una política afirmativa: vienen a crear mundos alternativos en el imaginario del espectador, futuros posibles. Black Mirror, que, en efecto, es un producto más del mercado tecnocapitalista del entretenimiento mainstream, carece de esta capacidad disruptiva. Lo cual no significa que sea un objeto de estudio inadecuado, es decir, que no podamos aprender de su análisis.

En el presente artículo se propone la visión Hang The Dj, uno de los episodios de Black Mirror que cargan con una futura configuración amor-tecnología, desde una perspectiva metodológica que sea capaz de señalar las expectativas explícitas allí contenidas y deconstruir su significado sociotécnico latente. Antes de adentrarnos en la visión de la digitalización del amor, e identificar el alcance agencial de dicho episodio, tomemos nota de la hermenéutica anticipatoria y su uso específico las visiones.

Hermenéutica anticipatoria: las visiones como método.

El futuro es ontológicamente incierto: un período histórico complejo que se constituye por la posibilidad –abierta– de diferentes modos de ser y de devenir (Poli, 2021). La literatura reciente en los denominados Anticipation Studies está ofreciendo nuevos instrumentos para la comprensión de los entornos sociotécnicos y la gobernanza tecnológica, así como nuevas habilidades para puentear la brecha entre el presente y el futuro. La anticipación –de la etimología latina ante- [antes] y capere [capacidad]– es una práctica de gimnasio y no tanto un presagio oracular: se trata de ensayar, ejercitar y actuar de manera previa –a la reificación de las tecnologías emergentes– y no tanto de adivinar su futuro (Guston, 2014, p. 226). Frente a una mirada forecast –predictivo-lineal y cuantitativa–, la mirada anticipatoria foresight juega con la diversidad y discontinuidad propia de dicha incertidumbre: tiene una naturaleza cualitativa que habilita mecanismos para la exploración de los futuros, también de largo alcance, a través de la construcción de múltiples y simultáneos mundos, escenarios e imaginarios sociotécnicos. Se trata de la ampliación y riqueza in-the-making del futuro.

Figura 2. VNS Matrix (1991). Manifiesto Ciberfeminista para el siglo XXI. Woman Art House – Reivindicando el papel de las mujeres artistas contemporáneas (wordpress.com)

Sin embargo, la hermenéutica anticipatoria opera bajo la tesis de que las representaciones visionarias son expresiones que construyen, más bien, el presente (Lösch et al., 2019). Armin Grunwald, haciendo uso de la filosofía del tiempo de San Agustín de Hipona, postula que tanto las representaciones futuras como las pasadas son siempre y únicamente partes –activas– del presente. Las visiones, que exhiben escenarios futuros revolucionarios donde la cultura, la tecnología y el comportamiento humano se interseccionan, contienen una especie de «meta-información» que desvela el bagaje cognitivo, normativo, histórico y cultural de la época (Grunwald, 2014). En este sentido, el conocimiento anticipatorio no se construye de forma central sobre hechos observables técnicos, sino, con mayor énfasis, con las visiones y expectativas colectivas como objeto de estudio narrativo. Bien entendido, las visiones no son proyecciones explícitas del futuro en sí mismo sino, más bien, expresiones sobre nosotros mismos hoy: bien podemos considerarlas «autonarraciones» o, en términos agustinianos, bien podríamos decir que las visiones son «confesiones». De forma paralela a la interpretación agustiniana del amor (Arendt, 1929), que lo recoge en la memoria de la vida feliz, en la función de «presentar (hacer presente) el pasado, y privar el pasado del carácter de algo definitivamente ido», la imaginación de la vida feliz también es parte esencial del presente. Las visiones comunican acerca de la misma humanidad y de las mismas sociedades sociotécnicas contemporáneas: son confesiones que hacen del futuro presente, privándolo del carácter de algo definitivamente por venir. No se trata, entonces, de conquistar el futuro del amor, sea único o plural: se trata de explorar los futuros para comprender e intervenir el presente.

Esta construcción del presente no es una tarea des- criptiva neutra: la deliberación colectiva de «lo que son» las tecnologías sexoafectivas moldea el presente, reordena el conocimiento, da forma. El «significado sociotécnico» (Grunwald, 2014) determina lo que es riesgo, accidente, innovación, lo que es central, irrelevante, excepción o qué voces son silenciadas y cuales financiadas4. Medios como textos, diagramas, modelos científicos o productos especulativos carentes de compromisos asertivos con la realidad –como novelas, películas, obras de arte– tienen un rol central en el proceso de significación, esto es, en la formación de opinión pública, debates, tolerancia y toma de decisiones contemporáneas. A través de este giro hermenéutico, el estudio analítico e interdisciplinar de las formas performativas de representación y comunicación de las diferentes visiones ha adquirido un carácter central. Con todo, si el análisis meta-representacional crítico de ciertas visiones puede retrotraer cuestiones latentes hacia nuestro presente, mirar el presente del amor desde sus futuros es una estrategia epistemológica innovadora que merece ser probada. En lo que sigue, asumiendo las visiones artísticas populares como confesiones sociotécnicas, tomaremos la visión Hang The Dj como un futuro, no sólo para estimular la imaginación del lector en torno al amor, sino para deconstruir las esperanzas y temores que operan a día de hoy en la co-producción del orden del amor en la nueva cultura: para distinguir lo (in)visible, los privilegios a costa de qué opresiones, los beneficios y los riesgos o la deseabilidad, las políticas de verdad del futuro contenido (Inayatullah, 1998).

Figura 3. Brooker, C. (Guión) y Van Patten, T. (Director) (2017). Hang the Dj
(Temporada 4, Episodio 4) [Fotograma de capítulo de serie de televisión].

Temores y esperanzas del amor: Hang The Dj es el match entre X e Y

Hang The Dj ilustra una especie de ciudad smart del amor, La Central, donde los usuarios acuden a buscar pareja.  Apartada de lo demás y rodeada por un muro que rasca el cielo, La Central dispone de centro comercial, restaurante, spa, lagos, parques naturales y el resto de espacios  comunes y privados para el desarrollo vital y social, que    cuentan con todo tipo de detectores y productos digitales como, por ejemplo, coches automáticos que conducen  hacia las casas digitalizadas –todas iguales– donde las parejas seleccionadas conviven el tiempo seleccionado. La  Central habilita a cada usuario un dispositivo circular inteligente, denominado Guía o La Tutora [Fig. 3], con pantalla, voz y funciones de asistente personal, que dicta con quién, cuándo y cuánto tiempo debe el usuario convivir y  mantener relaciones sexoafectivas. El sistema -tras La Central y Guía- tiene una lógica estricta de acumulación de datos y búsqueda del amor romántico: conforme los  participantes pasan –voluntariamente– por numerosas relaciones, los datos recabados –satisfacción sexual, estabilidad romántica, infidelidades, rupturas traumáticas etc.–, de las experiencias encadenadas, se usan para la selección de parejas compatibles en un 99,8%. Guía informa, en su respectivo momento, cuando y con quién deben   contraer matrimonio, vivir felices y comer perdices. Es la misma Central la que organiza las bodas, que son públicas y se celebran a modo de publicidad o, quizá, que son obligatorias y se celebran a modo de coacción. Casi todos los espacios comunes de La Central cuentan con guardias de seguridad armados con pistolas taser.

Esta es la escena distópica: un panóptico sociotécnico distribuido que organiza de forma estricta el amor, que cuantifica las relaciones y establece certidumbre e igualdad normativa y socio-emocional. La característica más  aterradora del dominio Hang The Dj, sin duda, es la fecha de caducidad. Cuando X e Y entran en escena, nerviosos, conectan, ríen, coquetean y deciden mirar, como dictan  las normas y a través de sus Guías, su propia fecha de caducidad, el tiempo que el sistema ha seleccionado para  ellos: 12 horas. Tras la expiración, todavía excitados por la oxitocina de semejante vínculo, cada uno por su cuenta,    Guía les informa de que el sistema les ha seleccionado una nueva pareja.

En lo que sigue, X e Y pasan por relaciones, en última instancia, insatisfactorias, por tortuosas en tanto que deben convivir 365 días con otro usuario que terminan detestando, o por insignificantes en tanto que deben mantener relaciones sexoafectivas efímeras y encadenadas. En Hang The Dj el orden del amor está determinado tecnológicamente. A pesar de que X e Y conecten, rían y coqueteen, se enamoren, en cada uno de sus encuentros, las condiciones y los fallos del sistema no dejan de separarlos. A toda búsqueda de justificación que X e Y demandan, ante su propia ruptura forzada o ante otras insatisfacciones, Guía responde, cual mantra y sin mayores explicaciones, lo siguiente: «todo pasa por algo». Llega el momento esperado: Guía declara que ha recabado ya suficiente información para seleccionar la pareja perfectamente compatible tanto de X como de Y, cada uno por su cuenta. Guía les ofrece una última cita con el pretendiente que más deseen, a modo de despedida de la soltería: X e Y  se eligen. Enamorados, los protagonistas deciden no acudir a sus respectivas bodas y rebelarse contra La Central. Ciertos detalles, como el cuarto bote de todas y cada una de las veces que Y tira una piedra al agua o la ausencia de  recuerdos previos a la incorporación de dicha ciudad, provocan la creencia de que todo es fruto de una simulación. Haciendo frente a los supuestos guardias de seguridad,   X e Y escalan el muro que recoge La Central. Todo se comienza a desvirtualizar: fundido a negro. Una estética de procesamiento de datos inunda la pantalla para vislumbrar múltiples Xes e Yes enumerados. De 1000 simulaciones de la pareja 998 revelaciones al sistema: 99,8 % match. La promesa se cumple. El espectador, sólo entonces, se da  cuenta de que Hang The Dj es una metaficción: todo el   episodio no era más que la representación de una interfaz entre mil, que ocurre tras la exposición de una aplicación  de citas en la pantalla [Fig. 4].

Ahora, en el mundo real, X e Y se encuentran en un bar.  El capítulo termina con la canción Panic, de The Smiths – cuyo estribillo le da el título al episodio–, esto es, con la  advertencia sobre la agonía del amor y el dominio algorítmico del desarrollo de las tecnologías sexoafectivas en la nueva cultura. El final genera un clima de suspense: queda  abierto si los verdaderos X e Y, nerviosos, conectan, ríen, coquetean y se enamoran en ese bar.

Retrospectos hacia el presente: las tecnologías sexoafectivas

El análisis hermenéutico anticipatorio de Hang The Dj nos aproxima, a través de un escenario remoto tal como una  smart city del amor, al presente de las tecnologías sexoa- fectivas: las aplicaciones de citas y su expansión. A través de su deconstrucción narrativa, procedemos a pincelar el orden actual del amor.

El aparato denominado Guía es una versión ficcional de los que Nyholm et al. (2022) denominan quantified relationship technologies o QRT. El dispositivo I.Con (2020), un anillo que se adhiere al tronco del pene y que recoge  la velocidad, la duración, el aporte calórico e incluso la presencia de antígenos de transmisión sexual, cuantifica  el placer y la salud sexual; directamente accesible en la    pantalla de tu smartphone, Kouply (2012), una plataforma que replantea las relaciones románticas en una especie  de juego competitivo de obtención de puntos, cuantifica los gestos románticos; Couple Tracker (2016), que te permite acceder a la localización, a los mensajes y al historial de llamadas de otro dispositivo vinculado, cuantifica la dependencia sexoafectiva. Un ejemplo más próximo es Tinder (2012), una aplicación popular y normalizada que hoy en día cuantifica el encuentro de parejas compatibles. Estas tecnologías sexoafectivas vigentes son productos digitalizados que cuentan con procesos de rastreo, gamificación y/o control de aspectos relacionados con el amor. Hang The Dj muestra que, tanto en una smart city como en una aplicación de citas, los actores privilegiados a nivel de conocimiento son precisamente los actores  no-humanos. El objetivo de estas tecnologías es la optimización de las relaciones sexoafectivas: la información, la comprensión y el desarrollo tecnológico podrían capacitarnos de más conocimiento y conciencia sobre lo que sentimos, pensamos y hacemos en el amor y, así, de más posibilidades, control, agencia y autonomía socioemocional. Se trata, no hay duda, de una promesa muy ambiciosa.  Pero, ¿una promesa para quién? Mientras que el panóptico distribuido de La Central recoge todos los datos requeridos de cada usuario, ningún usuario tiene acceso a los cálculos algorítmicos del sistema. Ahora bien, esta visión no visibiliza de qué manera recaba datos el sistema y si tiene límites, ni tampoco quienes son los propietarios. Esto es, se muestra una clara asimetría de poder sustentada por la ignorancia y la inaccesibilidad técnica de los usuarios. La precisión y la sofisticación de los modelos algorítmicos  reduce la verdad a información y la información a valor y, así, por un lado, concede a las máquinas más y más agencia y determinismo social, mientras que, por otro lado, beneficia económica y socialmente cada vez más a aquellos  ingenieros, diseñadores y propietarios capaces de rentabilizar los datos que el usuario concede (in)voluntariamente. Este fenómeno, denominado hoy como capitalismo de vigilancia (Zuboff, 2015), se ha diagnosticado de forma ex haustiva. Panic: el conocimiento/poder del orden del amor puede quedar bajo el total dominio del cálculo algorítmico y la (ir)responsabilidad de las entidades privadas.

La fecha de caducidad de Guía, que es un recurso posible, parcialmente eficaz y compatible con dicha esperanza, a través del conocimiento (o información) acerca de los pensamientos, sentimientos y deberes de los mismos usuarios, organiza el orden del amor desde una política de monogamia en serie forzada: X e Y se ven obligados a  mantener múltiples relaciones monógamas no-significativas consecutivas. Hang The Dj es versión distópica del poliamor. Recientemente, los Feminist Love Studies se han rearticulado hacia la comprensión de los aspectos positivos y productivos del poder del amor, por ejemplo,  desde las relaciones no tradicionalmente monógamas y la  transgresión política de la «hetero-normatividad» propia  del amor romántico (García-Andrade et al., 2018, p. 117). Sin embargo, mientras que la esperanza transfeminista reside en la sostenibilidad socioemocional, en Hang The Dj  no hay espacio para eso. Lejos de sustituir el dominio patriarcal, y su represión normativa, existencial y emocional, el dominio tecnológico y privado detrás de Guía contribuye a la irreflexión, la desconfianza y a una falta intencional de compromiso romántico. Sin atribuir ninguna relación causal esencial, universal y/o única, pero asumiendo su mutua retroalimentación, el advenimiento de las tecnologías sexoafectivas, tales como Tinder, coincide con una incertidumbre relacional plasmada en términos emergentes como «”[f]ollada de una noche”, “polvo sin ataduras”, “revolcón”, “rollo”, “amigovio”, “amigos con derechos” [o] “sexo casual”» (Illouz, 2020, p. 36). Una incertidumbre que fuerza a seguir acumulando relaciones efímeras, a seguir generando datos. Lejos de ser la antesala de una sostenibilidad plural y abierta ciega al género, la digitalización y la incertidumbre de las relaciones sexoafectivas contemporáneas, con el pretexto del poliamor, enmarcan el amor en un orden de mercado sexual acumulativo, donde las mercancías –los encuentros– se adquieren y se desechan con facilidad. Unos detrás de otros, al alcance de tu pantalla o de tu Guía. Las aplicaciones de citas como Tinder, cuyas lógicas se basan en la ubicuidad, abundancia, inmediatez, divertimento e informalidad, ya cuentan con resultados que advierten sobre el ranking algorítmico de deseabilidad (Duportail, 2019) que determina todas las posibilidades románticas del usuario. Aunque no cuente con la sofisticación de la fecha de caducidad de Guía, en Tinder quién coincide con quién y cuándo está determinado por el filtrado algorítmico. En el dominio del cálculo algorítmico y la (ir)responsabilidad de las entidades privadas, lo que puede ser un acto de autonomía socioemocional contra el sistema tradicional preestablecido, cuando X e Y deciden rebelarse contra el sistema, un acto por el amor que comparten y eligen, resulta ser, paradójicamente, una prueba más del sistema, un cálculo de compatibilidad del procesamiento algorítmico. Panic: los modelos algorítmicos son capaces de manipular la subjetividad humana, el imagina rio social, legal, económico, psicológico, y el orden de las relaciones.

Figura 4. Brooker, C. (Guión) y Van Patten, T. (Director) (2017). Hang the Dj (Temporada 4, Episodio 4) [Fotograma de capítulo de serie de televisión].
Jones, A. y Brooker C. (Productores Ejecutivos). Black Mirror. House of Tomorrow. Recuperado de Black Mirror (Serie de TV 2011– ) – IMDb

Los principales pánicos, que interpelan los temores y esperanzas en Hang The Dj, son la prioridad cuantitativa sobre la cualitativa, los posibles errores categóricos del poder evaluativo de las tecnologías y el comportamiento superficial de los usuarios (Nyholm et al., 2022, p. 8). Actualmente, el paralelismo entre la producción de las QRT y el progreso sexoafectivo, esto es, una mayor calidad en las interacciones íntimas humanas, es todavía una discusión abierta en tanto inacabada. De hecho, no son pocos los resultados que ponen en tela de juicio la supuesta adecuación técnica y política de estas tecnologías (Frank & Klincewicz, 2018; Swirsky & Boyd, 2018). Hang The Dj deja en evidencia la tensión contemporánea entre la opacidad algorítmica y la incertidumbre socioemocional, el temor a que el procesamiento algorítmico se normalice y se sofistique en detrimento de la comunicación, la empatía y el compromiso emocional. Sin embargo, el episodio no tiene la capacidad afectiva de convocar estos fenómenos, de interpelar al sujeto en base a sus muestras íntimas y hábitos de cuidado tecno-heteronormativos, que asume y no cuestiona, en las relaciones románticas. El espectador no se asombra/incomoda ni siquiera un poco en relación a su contribución –o no– al sistema actualizado sexual binario tradicional. Se distrae con edulcorantes. Hang The Dj carece de perspectiva feminista, en ningún momento expone las realidades contemporáneas en lo referente: no expone lo que sí son fenómenos contemporáneos de las tecnologías sexoafectivas como, por ejemplo, la auto- sexualización –mayoritariamente femenina– como nuevo criterio de (de)valuación, no se sitúa los géneros en relación –se queda en X e Y–, y por tanto no ilustra la posición ambigua –todavía vigente– entre el empoderamiento y la cosificación del género femenino en el sistema sexo-género tradicional. Actualmente, dado que la industria tec nológico-sexual está atravesada por la mirada masculina, esto es, siendo como es un mercado por y para hombres, las mujeres son los sujetos más vulnerables a la autosexualización y a la validez de miradas cosificadoras, y, al mismo tiempo, a generar así valor social (Illouz, 2020). Lo que esta visión silencia es la desigualdad de género del«capitalismo escópico» (Ibid., p. 143) o el neoliberalismo sexual (De Miguel, 2015) que rige las aplicaciones de citas. Como ya hemos advertido anteriormente, Black Mirror es en sí mismo un producto audiovisual de toda una constelación sociotécnica con estos mismos valores arraigados. Su agencia artística no alcanza a responsabilizarse de aquellos sujetos afectivos oprimidos en los márgenes de la configuración amor-tecnología. No abre el poder del amor y cuestiona las relaciones de poder, no amenaza el status quo, como sí podía hacerlo el movimiento ciberfeminista [Fig. 5].

Figura 5. VNS Matrix (1991). Manifiesto Ciberfeminista para el siglo XXI
[Póster]. AWARE Archives of Women Artists, Research and Exhibitions (awarewomenartists.com)

Con todo, hay varias cosas que podemos aprender en la mirada anticipatoria de la visión Hang The Dj sobre las tecnologías sexoafectivas: el silencio es su confesión. Un mundo en el que estos procesos de desamor cuantificados son sistemáticamente estables, certeros, dominantes –y donde las situaciones sociotécnicas explotadas y subordinadas, como el caso de las mujeres, se silencien– es plausible. Y si se mira con atención, la visión no sólo amenaza con el conocimiento/poder de manipulación de las tecnologías sexoafectivas y el fin del amor, también amenaza, con su silencio, con las nuevas vías sociotécnicas opacas que refuerzan los prejuicios estructurales y vacíos legales de género –que emplea la misma empresa que la distribuye–. Es importante entender que la visión contribuye a –y toma de– el significado sociotécnico de las tecnologías sexoafectivas del sistema emergente. También que, sin embargo, no es la única. Si la configuración material e imaginaria amor-tecnología se está gestando, o la estamos gestando, in-the-making, por un lado, es importante explicitar las distracciones/opacidades para identificar las opresiones y evitar la inacción y, por el otro, es posible intervenir con una política afirmativa y disruptiva: creando nuevas visiones. ¿Cómo representaría hoy VNS Matrix su propia versión del futuro tecnológico del amor? ¿A qué otros sujetos les daría voz? ¿Qué otras esperanzas y temo res contendría? ¿Qué tipo de versión de Tinder? ¿Impactaría en el ámbito de producción científica y tecnológica? ¿Nos obligaría a preguntar(nos)?

Conclusión

El significado sociotécnico de las tecnologías sexoafectivas que pretendíamos requiere de una investigación comparativa y producción creativa más exhaustiva a través de diferentes visiones artísticas y científicas. En el presente artículo hemos identificado las expectativas en Hang The Dj, y su limitada agencia disruptiva en la realidad por mor de su silencio, desde un marco anticipatorio que ha   mostrado la desigualdad epistemológica emergente y la desigualdad de género todavía vigente, y susceptible de reificarse, de la investigación y la producción del amor en la nueva cultura. Este es un resultado en favor de la comunicación del arte, la ciencia, la sociedad y la perspectiva  feminista para con la anticipación y responsabilidad tecnoafectiva

1. Las relaciones cuantificadas, las Inteligencias Artificiales de compañía y la biomedicina del amor son los tres principales ámbitos de investigación y producción en relación al futuro tecnológico del amor (Nyholm, Danaher & Earp, 2022).

2. El «conjunto sociotécnico» (Johnson & Wetmore, 2008, p. 574) es una unidad de análisis que adoptan los Science and Technology Studies (STS) para referirse a una onto-epistemología dinámica, un todo, donde las realidades sociales y técnicas presentes y futuras están entrelazadas y mutuamente co-construidas.

3. Mobilising the Arts for an Inclusive Digital Transformation. Un proyecto de investigación, innovación y arte aplicado, financiado por el programa Horizon 2020 de la Unión Europea, que explora la intersección entre el arte, la sociedad y la tecnología para comprender y promover el potencial del arte en reforzar los beneficios culturales, económicos y políticos de la transformación digital y cultivar comunidades inclusivas y resilientes (Alacovska et al., 2020).

4. En la última década se han producido varios desarrollos en los que se han podido observar la creación, difusión y discusión de los significados sociotécnicos de, por ejemplo, la nanotecnología, la biología sintética o la robótica.

Referencias

Alacovska, A., Booth, P. & Fieseler, C. (2020). The Role of the Arts in the Digital Transformation. Artsformation Report Series, https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3715612
Arendt, H. (2009). El concepto del amor en San Agustín. Encuentro (original publicado en 1929)
Brooker, C. y Jones, A. (productores ejecutivos)(2014-presente). Black Mirror [serie de televisión]. House of Tomorrow.
De Miguel, A. (2015). Neoliberalismo sexual. El mito de la libre elección. Cátedra
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