Marta Labad Arias1

Recibido: 8/9/2022 – Aceptado: 16/1/2023 –
Publicado: Abril/2023

Profesora de Fotografía y Fundamentos de Dibujo
y Pintura. U-TAD Universidad de Tecnología
y Arte Digital . Marta Labad Arias es doctora
en Bellas Artes por la UCM, con una tesis titulada
Tiempo y trabajo en la época neoliberal desde
las prácticas artísticas (2020), gracias a una
beca FPU del Ministerio de Educación, Cultura
y Deporte. Marta es investigadora y docente en
U-TAD, donde imparte clases de Fundamentos
de Dibujo y Pintura, así como de Fotografía.
Es miembro del Archivo Research Platform
(2022), del grupo de investigación ARTDITEC
(Arte, Diseño y Tecnología, U-TAD) y miembro del equipo del proyecto I+D «Ritmos del trabajo femenino en la historia del arte y la cultura visual» (Estado español, 1936-2022). Graduada en Bellas Artes y MFA Photography (Honors) en RISD en 2009, gracias a una beca Fulbright (2007-2009). Ha participado en varios proyectos y exposiciones, como la Trienal Textile Art of Today (2021-2022), P4+4, Prueba de artista, (2012), IKAS Art (2011), Premio Joven Fundación UCM (2010), 31 Under 31: Young Women in Art Photography en la Humble Arts Foundation de New York (2008) y Exposure:13th PRC Annual Juried Exhibition, comisariada por Leslie Martin de Aperture en el Photographic Resource Center de Boston (2008).

Resumen
El siguiente ensayo analiza las relaciones entre la vida, el trabajo y la tecnología en la época neoliberal, poniendo el foco sobre la hiperproductividad y el trabajismo, a partir de una serie de imágenes del arte y la cultura visual. La primera parte del ensayo propone el análisis comparativo de escenas de Tiempos modernos (1932), The Original Films of Frank Gilbreth (1910-1924) y el episodio Nosedive (2016), de la serie de ciencia ficción Black Mirror. Esta parte del texto incide en cómo la tecnología se imbrica con la vida y el trabajo, orientado los cuerpos hacia la productividad y renovando viejas formas de explotación. La segunda parte del ensayo se articula en torno a tres prácticas artísticas: Wor- king life (Superflex, 2013), Unfit Bits (Surya Mattu & Tega Brain, 2016) y Lettres de non-motivation (Julien Prévieux, 2010). A través de la terapia, el rechazo o el agenciamiento de los dispositivos tecnológicos, estas propuestas imaginan formas de escapar de las inercias que arrastran a producir más y más.

Palabras clave
: Trabajo, productividad, arte, tecnología, resistencia

[en] Hyperconnected Musculatures. An Essay on the (Dis)illusions of Productivity at the Beginning of the Twenty-first Century, from the Perspective of Artis- tic Images and Visual Art

Abstract

The following essay examines the relationship between life, work and technology in late capitalism, placing hyperproductivity and workaholism, by analyzing several images from contemporary artworks and visual culture. The first part of the essay provides a comparative analysis of different scenes from the film Modern Times (1932), The Original Films of Frank Gilbreth (1910-1924) y and one of the episodes of the science-fiction show Black Mirror, titled Nosedive (2016). This part of the text focusses on how technology gets intertwined with life and work, orienting bodies towards productivity and renewing old forms of exploitation. The second part of the essay is revolved around three artistic practices: Working life (Superflex, 2013), Unfit Bits (Surya Mattu and Tega Brain, 2016) and Lettres de Non-motivation (Julien Prévieux, 2010). Through therapy, refusal, and agency of technological devices, these artists imagine ways of escaping those inertias that drag people into producing more and more.

Keywords:
Work, productivity, art, technology, resistance

1. Universidad de Tecnología y Arte Digital, España 
 
marta.labad@u-tad.com
ORCID: 0000-0003-0010-534X

Labad Arias, M. (2023). Musculaturas hiperconectadas. Un ensayo sobre los (des)engaños de la productividad a principios del siglo XXI desde las imágenes del arte y la cultura visual.
¬Accesos. Revista de investigación
artística (6), 40-49.

Las transformaciones de orden productivo acontecidas durante las últimas décadas han traído consigo nuevas formas de experiencia temporal y de explotación, que redefinen y complican la relación entre la vida y el trabajo. En el taylorismo y el fordismo, que se establecieron como formas dominantes de producción hasta la Segunda Guerra Mundial, la vida y el trabajo parecían discurrir por compartimentos estancos. A partir de los años sesenta y setenta, cuando el capitalismo entra en la fase posfordista, muchas fábricas desaparecen del campo de visión occidental para reaparecer en el sureste asiático y el trabajo manual de fábrica da paso al trabajo inmaterial y de servicios1.

En un mundo cada vez más globalizado, que demanda subjetividades flexibles, capaces de adaptarse a las demandas cambiantes del mercado, la precariedad se extiende y aparecen nuevas formas de experiencia temporal, como la flexibilidad, el corto plazo o la intermitencia, que conviven con la tradicional jornada laboral de las ocho horas.

En las dos últimas décadas, la conectividad ha redefinido nuestra forma de vivir y trabajar, y las corporaciones digitales han encontrado un terreno fértil donde ensayar nuevas formas de producir valor. A lo largo de las próximas páginas, pretendo abordar, de forma parcial y no exhaustiva, nuevas experiencias de explotación, a partir del análisis comparativo de imágenes del arte y la cultura visual. La primera parte del ensayo contrasta nuevas y viejas formas de explotación, poniendo el foco en cómo la conectividad promovida por las corporaciones tecnológicas se alía con la ética del trabajo y funcionan como un mecanismo de control que alcanza el cuerpo y lo integra en los circuitos de la producción. La segunda parte de este ensayo se articula en torno a tres propuestas artísticas donde los personajes se saltan el guión, adoptando actitudes subversivas que boicotean el lugar central que suelen ocupar el trabajo y la productividad.

I: Exoesqueletos productivos. Ojos en red y sonrisas prefabricadas

Nosedive (2016) presenta una versión distópica de la cultura en red actual, donde el exoesqueleto tecnológico (Munárriz, 2019) ha avanzado hasta atravesar los ojos y sustenta una productividad desmedida y compartida, que alcanza todos los ámbitos de la vida2. En una de las escenas [Fig. 1], la protagonista pide un café y sonríe al camarero, mientras desliza el pulgar por la pantalla del móvil para valorar, de uno a cinco, el servicio prestado. Con una sonrisa igual de forzada, el camarero apunta con un smartphone para evaluarla. Mientras se miran, un número aparece en el campo de visión, fluctuando sin parar, y mostrando a cada instante la media aritmética de las puntuaciones recibidas.

Figura 1. Brooker, C. (Guión) y Wright, J. (Director) (2016). Nosedive (Temporada
3, Episodio 1) [Gif de capítulo de serie de televisión]. Jones, A.
y Brooker C. (Productores Ejecutivos). Black Mirror. House of Tomorrow.

El episodio tiene lugar en un futuro cercano, donde el cuerpo recableado de los ciudadanos integra un sistema de realidad aumentada que permite el reconocimiento facial de todos los integrantes de la red, así como la evaluación recíproca en tiempo real. Y aquí es precisamente donde la serie cobra un mayor carácter de distopía porque, sabiéndose siempre mirados, cada gesto amable y cada sonrisa se exageran para arrancar evaluaciones positivas que permitirán ascender en el engranaje social, mantenerse a flote o caer en picado. Podríamos decir que las imágenes de Nosedive delatan una revitalizada «forma capilar de poder» que atraviesa a los individuos y que «alcanza su cuerpo, se inserta en sus gestos, actitudes, sus discursos, su aprendizaje, su vida cotidiana» (Foucault, 1975, p. 27). En este nuevo escenario, aunque el camarero no esté contento, debe parecerlo. Aunque Lacie sienta ansiedad, su semblante devolverá una sonrisa. Esclavas de su propia visibilidad, los comportamientos se llenan de composturas, gestos fingidos, automatizados y medidos. Sonreir, actuar, dar feedback, evaluar y publicar en la red, conforman una rutina productiva, que no siempre se siente como trabajo y que, como ha explicado recientemente Remedios Zafra, acontece ya en la cultura-red actual:

El trabajo en una cultura-red capitalista se está convirtiendo en una práctica de prácticas indefinidas que trascienden aquella actividad central que buscaba disciplinarnos y describirnos socialmente («¿qué eres?»), para en su lugar «derramarse» y desbordarnos. Hoy el trabajo se hace de una lluvia de tareas mediadas por la tecnología y tejidas con comunicación y números, actividades dispersas que van cambiando y que combinan gestiones que se describen con los lenguajes afectivos de la nueva cultura, ya sabe, ansiedad, contingencia y precariedad, extendiéndose líquidas de forma que el trabajo no siempre lo parece. (2022, p. 26)

En la secuencia de Lacie deslizando el dedo por la pantalla [Fig. 1] resuenan las imágenes que Frank y Lilian Gilbreth tomaban de trabajadoras en la fábrica a finales del siglo diecinueve. Allí los sujetos fotografiados, plantados y trabajando a toda prisa, competían con las manecillas de un cronómetro que aparecía siempre en la fotografía [Fig. 2]. Las fotografías registran el esfuerzo de los ingenieros que, en línea con los preceptos tayloristas, trataban de racionalizar y optimizar la actividad en la fábrica. Como vemos en la imagen, el reloj era la tecnología empleada para medir y evaluar la actividad de la trabajado ra, que podía llegar a perder el puesto o ver disminuido su salario, cuando no lograba seguir el ritmo adecuado.3

Figura 2. Gilbreth, F. G. (ca. 1910-1924). Original Films of Frank Gilbreth, Part 2 [Gif de la película].

Internet Archive: Digital Library of Free & Borrowable Books, Movies, Music & Wayback Machine

 

En las imágenes de Nosedive observamos como la productividad se aleja del tiempo y se traba con la empatía. Podríamos decir que las escenas que incluimos en este  ensayo puntúan y exageran algunas de las mutaciones del trabajo que empezaron a fraguarse en los años setenta y ochenta, cuando el capitalismo entró en su época neoliberal. Para Kathi Weeks, una de las principales diferencias  entre el fordismo y el posfordismo radica en que los empresarios posfordistas «no quieren solo trabajo manual, sino poner a trabajar a su cabeza y su corazón» (Weeks, 2020, p. 110). Al comparar las imágenes [Fig. 1 y 2], observamos que la trabajadora taylorista y posfordista operan bajo distintas formas de presión. Sin embargo, a medida que el cronómetro va siendo reemplazado por tecnologías mucho más brillantes y sugerentes, «hechas de rayos de sol» (Haraway, 1995, p. 261) crece la sensación de que la   coerción se vuelve más difusa (Hardt & Negri, 2005, p. 25) y efectiva 4.

Figura 3. Chaplin, C. (Director) (1936). Tiempos Modernos [Gif de una escena
de película]. Charles Chaplin Productions.

Alimentar la máquina

En Tiempos modernos (1936), un operario de fábrica es inmovilizado en una silla, mientras una máquina con brazos mecánicos trata de alimentarlo [Fig. 3]. Coincidiendo con el fordismo como modo de producción dominante, la es cena parodia la obsesión fordista por racionalizar la vida dentro de la fábrica: ni una actividad tan íntima como comer escapa de la crononormatividad y la automatización que caracterizaron el fordismo. Aunque la máquina ha sido diseñada para facilitar la ingesta de alimentos y reducir los tiempos perdidos, la tecnología se vuelve en contra del operario y empieza a golpearle sin parar. En otra escena, el operario abandona la cadena de montaje, anota su descanso en el reloj de fichar y acude al servicio para fumarse un cigarrillo [Fig. 5]. Sin embargo, cuando se dispone a dar la primera calada, una pantalla gigante aparece de la nada y el jefe empieza a hablar al trabajador por video- conferencia, instándole a volver a la línea de producción de inmediato.

La película subraya y especula sobre el importante rol que las diversas tecnologías, como el reloj, la cadena de montaje, el reloj de fichar o la pantalla pueden tener a la hora de controlar a un trabajador que en cualquier momento desearía escapar de la cadena de montaje. Por el contrario, en Nosedive la explotación ejercida por medio de agentes externos da paso a una inusitada autoexplotación, un rasgo que caracteriza la actual fase del capitalismo. En las imágenes se observa el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control (Deleuze, 2006). Aunque ya no hay relojes ni supervisores que obliguen, la protagonista no se permite descansar, y aprovecha cualquier momento para subir algún contenido a la red [Fig.4], porque cada experiencia vivida puede despertar algunos likes. Y  aunque estas nuevas formas de autoexplotación  se confunden a menudo con el ocio o el placer, debemos  entenderlas como trabajo. Como apunta Antonio Gómez:

Figura 4. Brooker, C. (Guión) y Wright, J. (Director) (2016). Nosedive (Temporada
3, Episodio 1) [Gif de capítulo de serie de televisión]. Jones, A. y
Brooker C. (Productores Ejecutivos). Black Mirror. House of Tomorrow.

La «subsunción real» tiene lugar hoy cuando toda la vida se activa en el marco de valorización del capital, y no porque todo el trabajo se vuelva asalariado y fabril, sino en la medida que el trabajo se realiza dentro de las redes sociales, mezclando tiempo de trabajo y no-trabajo en un único tiempo de vida que es enteramente tiempo de producción. (…) Si en la «subsunción formal» el mando capitalista es impuesto desde el exterior, en la «subsunción real» el proceso es diferente, pues el mando está dentro, es una tecnología de poder que circula en el interior de las redes y de sus funcionamientos. (2022)

Figura 5. Chaplin, C. (Director) (1936). Tiempos Modernos [Gif de una escena
de película]. Charles Chaplin Productions.

Al ver a Lacie ensayando sonrisas frente al espejo [Fig. 5] caemos en la cuenta de que la musculatura facial sigue estando conectada con las demandas productivas del capital. Alimentar la máquina, con sonrisas prefabricadas, posts y reels resulta imprescindible para mantener la reputación social que la protagonista necesita para vivir bien5. Y así, los tiempos de trabajo y de no trabajo se confunden y la vida entera va siendo integrada dentro de los procesos de producción.

Trabajismos y espejismos

I have to

Work, work, work, work, work, work!

He said me haffi

Work, work,work, work, work, work! 

(Rihanna, 2016)     

El estribillo de la canción de Rihanna arriba citado podría funcionar a la perfección como banda sonora en esta nueva fase del capitalismo tardío, donde el trabajismo6 coloniza casi todos los aspectos de la vida. Como un espejismo, el trabajo se refracta y dibuja en el horizonte como la única forma posible para mantenerse a flote, en la oficina, en las redes o en la pista de baile. Rihanna se contonea y esfuerza, mientras repite una y otra vez «tengo que trabajar», como si su vida pendiera de un hilo y como si la ética del trabajo que, como apunta Kathi Weeks, tenemos excesiva mente incorporada (2011) hubiese calado también en ella. Para la autora de El problema del trabajo (2011), la actitud y la ética del trabajo vuelven a cobrar importancia en el capitalismo tardío, porque en muchas de las profesiones de hoy, la productividad no puede ya medirse en relación con el tiempo trabajado y la actitud se presenta como única garantía de compromiso frente al puesto desempeñado. Llegadas a este punto, deshacerse de la ética del trabajo y combatir el creciente «horror vacui tecnológico» (Zafra, 2019, pp. 51-68), parecen una obligada tentativa para tratar de escapar de las redes del trabajismo.

Figura 6. Brooker, C. (Guión) y Wright, J. (Director) (2016). Nosedive (Temporada
3, Episodio 1) [Gif de capítulo de serie de televisión]. Jones, A. y
Brooker C. (Productores Ejecutivos). Black Mirror. House of Tomorrow.

II. Poéticas del desengaño. Terapia para escapar de la hiperproductividad

En Working life (2013), el colectivo Superflex presentaba una pieza audiovisual donde un hipnotizador se dirige a la  pantalla [Fig. 7], mientras guía a un potencial paciente a través de los pasillos de la vida-trabajo7:

Imagina un edificio. Tú decides qué edificio. Mira a través de las ventanas. Ves cientos de personas, moviéndose de forma muy rápida de una habitación a otra. Están ocupados, corriendo rápido, entregando mensajes, moviendo cosas de un sitio a otro, produciendo, en perfecta coordinación. Les ves moviéndose como extremidades de un cuerpo pulsátil. Están trabajando allí. Ahora imagina lo que es ser uno de esos trabajadores realmente ocupados dando lo mejor, creando valor, juntos, tú y todos los demás. Siente cómo sería parte de esta comunidad de trabajo, de esta vida laboral.  Cuando cuente hasta tres, mi voz te llevará a través de las puertas del gran edificio. Uno, dos, tres 8. (Superflex, 2013)

Figura 7. SUPERFLEX (2013). Working life [Fotograma de película]. WE ARE – SUPERFLEX

Con un tono pausado, la voz del hipnotizador se superpone a un leve zumbido, y va guiando al paciente, hasta situarle dentro de un gran edificio donde trabaja en sintonía con el resto de trabajadores ocupados. Al principio, el paciente se sentirá bien, pero irá sintiendo una creciente ansiedad, un estado que se iniciará al escuchar el ritmo de un reloj que avanza con un ritmo despiadado. La ansiedad crecerá hasta perder la capacidad de distinguir las caras, y hasta sentir que la «vida-trabajo se desmorona». En ese preciso instante, el terapeuta le ofrecerá una vía de escape, guiándole por los pasillos de este espacio laboral imaginado, hasta el único lugar donde se podrá sentir seguro: los aseos. El terapeuta continúa:

Aquí estás a salvo. No estás disponible. Ahora profundiza más y más en ese sentimiento de seguridad y mira a la persona que hay en el espejo. Advierte la vergüenza en esa persona, que se sienta allí, perezosa, inútil, improductiva. Siente cómo la vergüenza se hace insoportable. Siente la vergüenza. Ahora escucha mi voz mientras digo que no hay nada de lo que avergonzarse, que millones de personas ven este reflejo cada día.

Tras tranquilizar al paciente, diciéndole que no pasa nada por no producir, el terapeuta conduce al paciente hasta la salida, mientras el edificio se va vaciando, y la vida-trabajo se para, provocando una serie de efectos: los supermercados cierran y los autobuses se paran, porque ya no hay trabajadores que los utilicen. La terapia concluye con un simple chasquido de dedos, que sitúa al paciente en un afuera de esta vida-trabajo, experimentando un «nuevo sentido de liberación». La sesión de hipnosis va dirigida a cualquiera que se pare a mirar la pantalla. La voz tranquiliza y acompaña hacia una salida, que en este caso pasa por darse cuenta de que una debe permitirse ser improductiva sin tener que sentir vergüenza. La propuesta de Superflex profundiza en la psique de un potencial trabajador para romper el hechizo del trabajismo. Como en un ejercicio de desencantamiento o exorcismo, el objeto de esta práctica es volatilizar la ética del trabajo tan profundamente incorporada que obliga, sin necesidad de supervisores, a estar ocupadas y a hacer más y más, característica de la época actual.

Unfit bits o mantenerse en forma con el capitalismo tardío

Una reciente campaña publicitaria de la marca Fitbit pro clama:

Respira. ¿Los sientes? Es tu cuerpo, colega.

Ahora, ¡dale!. Créeme. Ahí está la felicidad.

En la forma en que te mueves. En cómo te esfuerzas.

En cómo amas. Está dentro de ti.

Escucha a tu cuerpo. Siente tu poder.

El anuncio [Fig. 8] invita a sus potenciales consumidoras a llevar un fitbit en cualquier situación diaria que requiera altas dosis de energía y actividad: bailar frenéticamente, luchar, hacer pole dancing, surfear o besarse apasionadamente en la playa9. Estos dispositivos aparecían en el mercado pocos años después de que Hervé Juvin publica ra su libro, l›avènement du corps, donde el autor sostiene que la revolución tecnológica ha provocado la llegada de un nuevo cuerpo que se aleja del cuerpo heredado del siglo XX 10 (2005, p. 1).

Figura 8. Fitbit (2022). Fitbit Sense – Feel your Power [Gif de anuncio comercial]. https://www.youtube.com

Y aunque los fitbits se ofrecen como  dispositivos capaces de detectar problemas de salud, es preciso subrayar que también abren una vía a la monitorización y vigilancia permanente. Como Jonathan Crary ha explicado en 24/7: El capitalismo al asalto del sueño, la utopía capitalista residía en un imaginar el planeta como un supermercado que permanece abierto las 24 horas (2013), y el fitbit permite una extracción de datos que no cesa ni de día ni de noche. En esta nueva era, que Srnicek define como «capitalismo de plataformas» (2018), los datos relativos a la salud y a las rutinas físicas podrían ser comercializados o utilizados con fines diversos. De esta forma, la actividad realizada durante el tiempo de no trabajo, se vuelve también productiva. En su lado más amable, el fitbit podría salvarte la vida. En su versión más distópica, los datos rastreados podrían ser utilizados en tu contra, por empresas de seguros médicos que quieren conocer el perfil de sus futuros clientes o por empresas que prefieren contratar personas más saludables. Algunos fitbits han sido ya empleados en casos de homicidios, para desmontar la coartada del asesino11. Que la empresa de wearables haya sido comprada por Google, y que la mayoría de datos estén en manos de gigantes tecnológicos como Apple, Samsung y otras empresas chinas no resulta nada alentador12.

Unfit bits (2015) es una propuesta artística de Mattu y Brain que propone formas de cortocircuitar este flujo de vigilancia continua que nos dejaría ya prácticamente sin resquicios de intimidad [Fig. 9 y 10]. Los artistas sujetan el  fitbit a una serie de dispositivos mecánicos con el objeto de mantenerlo en movimiento. En Unfit bits (Metrónomo), la pulsera se mueve siguiendo el tempo marcado por el metrónomo. En Unfit bits (Drill), Mattu y Brain sujetan la pulsera a una taladradora y la dejan dando vueltas. El fitbit detecta algo de acción, y sigue contando pasos, mientras el cuerpo de las usuarias queda libre para hacer lo que quiera, o para no hacer nada, sin ser visto, ni evaluado, ni penalizado.

Figura 9. Mattu, S. y Brain, T. (2016). Unfit Bits [Metrónomo]. tegabrain

Figura 10. Mattu, S. y Brain, T. (2016). Unfit Bits [Taladradora]. tegabrain

En la imagen [Fig. 11] el artista aparece tumbado en el suelo jugando a los videojuegos, mientras el fitbit, suspendido de un péndulo, sigue moviéndose sin parar. La actitud relajada del artista contrasta con la actividad frenética de las imágenes publicitarias anteriormente citadas. Lejos de seguir las instrucciones, la propuesta invita a pensar posibles soluciones para dar esquinazo a estas nuevas dinámicas que tratan de integrar la vida entera en los circuitos de la producción. Mientras tanto, la pulsera  registra evidencias «irrefutables» de que el cuerpo sigue trabajando.

Cartas de desmotivación: decir que no con entusiasmo

En una sociedad tan centrada en el trabajo, y con frecuentes altibajos en la economía, perder el empleo o no tener trabajo, supone un problema no solamente económico, sino emocional y psicológico. Y aunque sabemos que el desempleo nunca golpea con la misma intensidad, dependiendo de si hay un subsidio, una renta básica, una red de apoyo o algo de capital acumulado, a menudo la falta de empleo llega acompañada de miedos, ansiedades, o incluso depresión. Con mayor optimismo, aunque reconociendo la ambivalencia que envuelve a las profesiones creativas, Remedios Zafra ha hablado de la potencia que el entusiasmo tiene como motor que permite seguir adelante en condiciones precarias y adversas:

Figura 11. Mattu, S. y Brain, T. (2016). Unfit Bits [Metrónomo]. tegabrain

El entusiasmo en su potencia de arrastre y fuerza creadora siempre nos hizo y nos hace tan frágiles como poderosos. Y me parece que dicha oscilación se apoya en la posibilidad de tener o no control subjetivo, control sobre la capacidad creadora (2017, p. 57).

El trabajo del artista Julien Prévieux trabaja en este mismo sentido. Tras años de candidaturas rechazadas, el artista francés decide revolucionar la dinámica de frecuentes rechazos, escribiendo cartas de no motivación. En total, el artista envía y escribe más de mil cartas a diferentes empresas con el objeto de rechazar sus respectivas ofertas de empleo. Como vemos en la imagen [Fig. 12],  Prévieux se ajusta al formato de la carta de solicitud, aunque en ellas se advierte un giro que despierta similitudes con la noción de détournement que utilizaron los situacionistas. Operando de un modo que recuerda a Guy Debord, Prévieux se camufla y adapta al formato requerido por los departamentos de recursos humanos 13. Y en cambio, el artista sacude por completo su contenido y desbarata las relaciones de poder que suelen marcar este singular formato epistolar. En lugar de postularse como candidato, Prévieux rechaza la oferta, el puesto, el trabajo. El artista invierte su tiempo y su energía en contestar a unas mil em presas para decir que no quiere trabajar. Son cartas escritas en tono serio y formal, con grandes dosis de humor. En ellas el artista enumera y expone una retahíla de habilidades propias que no encontraríamos nunca en la carta de una candidatura seria, como contar de tres en tres, pagar los impuestos, o sacar la basura. En lugar de dejar pasar la oferta y no postularse, el candidato se recrea en la negativa, deja constancia del deseo de no ocupar el puesto ofertado. Y es aquí donde la propuesta de Prévieux se vuelve verdaderamente subversiva: porque nos recuerda, en una práctica que ensambla realidad y ficción, que la negativa es posible. Como explica Zafra:

Figura 12. Prévieux, J. (2007). Lettres de non-motivation. Zones.

Pensamos que se fracasa cuando prevalece el no, cuando nos dicen «no», que tú no puedes, que no has sido admitido, que no lo has logrado, que «casi» pero «no ahora», que vuelvas a intentarlo. Cosa distinta es decirlo uno mismo, allí donde todo anima a aceptar, a sumar, a hacer sin descanso y a ser posible, con entu siasmo. Si entonces alguien se dice a sí mismo «no», que no puede, que no quiere, me parece que la cosa cambia. (2017, p. 57).

En este sentido, la obra de Prévieux se ofrece como una suerte de activismo, porque al enviar estas cartas el artista está imaginando la posibilidad de decir no. Y lo hace con gran entusiasmo.

A modo de conclusión

Para Mark Fisher, el mundo adolece hoy de «realismo capitalista», un término que alude describir la preocupante falta de imaginación que caracteriza la sociedad actual, incapaz de imaginar alternativas al capitalismo, tras cuarenta años de «dominio neoliberal» (2021, p. 214).

Las elaboraciones artísticas recogidas en la primera parte del ensayo, como Tiempos modernos (1932) o Black Mirror (2015), presentan escenarios imaginados, que se enmarcan en el ámbito de la ficción. Sus narrativas se encuentran muy entreveradas con las formas de producir más dominantes de cada época. El humor, la exageración y la distopía, son las estrategias elegidas para imaginar las posibles derivas de un mundo centrado en el trabajo, para visibilizar cómo la tecnología es empleada para sustentar el proyecto ideológico capitalista de la producción ilimitada.

La segunda parte del ensayo presenta tres prácticas artísticas que comparten el deseo de imaginar formas de romper el hechizo neoliberal que obliga a no poder parar, a querer producir más y más, y a decir siempre que sí. Mediante la terapia, el rechazo o el agenciamiento de las tecnologías, las propuestas señalan actitudes subversivas, capaces de resistir y desactivar las inercias que arrastran hacia la productividad ilimitada.

1. Hay algunos textos sobre este tema que me parecen fundamentales, como el Trabajo inmaterial de Maurizio Lazzarato (2006), o La personalidad flexible de Brain Holmes (2006).

2. Nosedive es un episodio de la tercera temporada de la serie de ciencia ficción  Black Mirror, estrenada el 21 de Octubre de 2016, guión de Charlie Brooker y dirigido por Joe Wrig.

3. Sobre este tema, véase el artículo de Aritza Saenz del Castillo Velasco «El tiempo lo es todo. Racionalización de la actividad industrial, cronometrajes y mujeres resistentes durante el franquismo» (2022).

4. Sigo aquí a Hardt y Negri en Imperio, donde apuntan que la coerción en las sociedades de control ya no se ejerce a través de espacios de contención, sino de forma mucho más difusa (2002, p. 25).

5. El título de la serie, Nosedive podría traducirse como «caída en picado» y alude a cómo perder puntuación en el ranking social bloquea el acceso a determinados trabajos, a viviendas de lujo, a viajar en primera y es sinónimo de aislamiento y exclusión social.

6. Recupero este término, que María Ruido ha utilizado en conversaciones, y que tiene que ver con el término inglés workaholic, utilizado para referirse a una relación adictiva con la productividad y el trabajo.

7. En inglés se utiliza el término working life.

8.Traducido por la autora.

9. En 2009 la conocida start up tecnológica Fitbit lanzaba al mercado las primeras pulseras de actividad y salud, asistentes «inteligentes» capaces de ayudar a las usuarias a estar más en forma. Estas pulseras inteligentes permitían monitorizar toda la actividad diaria, permitiendo llevar un registro de los pasos realizados, la frecuencia cardíaca, o los patrones de sueño, además de poder detectar el estrés o síntomas de enfermedad.

10. Juvin no se refiere únicamente a la integración de tecnologías o prótesis, como los smartphones, que permiten aumentar y delegar las capacidades de memoria o procesos cognitivos, sino también al uso de otras tecnologías, como es el caso de las válvulas en el sistema cardiovascular, el uso de Viagra, o píldoras anticonceptivas, así como otras tecnologías aplicadas que permiten extender y alterar los ritmos del cuerpo humano. La obsesión por medir el cuerpo, la estética, el fitness y las pulseras de actividad, formarían parte de esta nueva expansión del mercado hacia el cuerpo.

11.En varios casos de homicidios el fitbit ha aportado evidencias irrefutables (como cuando dejó de respirar la víctima) que han servido para desmontar la coartada del asesino . Véase Christine Hauser, «In Connecticut Murder Case, a Fitbit Is a Silent Witness», New York Times, 27 de abril de 2017, www.nytimes.com/2017/04/27/nyregion/in-connecticut- murder-case-a-fitbit-is-a-silent-witness.html

12. Véase Lauren Good, “What Google’s Fitbit Buy Means for the Future of Wearable” en Wired, Nov 02, 2019. www.wired.com/story/google-fit- bit-future-of-wearables/

13. Guy Debord explicaba, precisamente, que la teoría crítica debía adoptar un lenguaje de la contradicción, no tanto una «negación del estilo, sino un estilo de la negación» (1999, p. 166).

Referencias

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Deleuze, G. (2012). Post-scriptum sobre las sociedades de control, Polis, 13, Post-scriptum sobre las sociedades de control (openedition.org)
Expósito, M. (ed). (2006). Arte, máquinas, trabajo inmaterial. Brumaria.
Munárriz, J. (2019). El humano como ente conectado. En J. Larrañaga, J. E. Mateo, J. Munárriz y D.Villegas (Eds.), Arte y tecnosfera. Brumaria.
Fisher, M. (2021). K-Punk – Volumen 3. Escritos reunidos e inéditos (Reflexiones, Comunismo ácido y entrevistas). Caja Negra.
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Gómez, A. (2022) Crisis de la sustancialidad material del mundo y de la materialidad social de la clase obrera. Re-visiones, 19, 10-15. Crisis de la sustancialidad material del mundo y de la materialidad social de la clase obrera=Crisis of the material substantiality of the world and the working class’s social materiality | Gómez Villar | Re-visiones (nueva época)
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